Un gimnasio en casa
Entre los propósitos de año nuevo estrella suelen figurar llevar una dieta más sana, dejar de fumar, ponerse en serio con ese proyecto que teníamos en mente... y hacer más ejercicio. Sin embargo, luego llegan las prisas, la pereza, los peros... y terminamos por desistir. ¿Y si tuviéramos la oportunidad de ponernos en forma en casa y hacer más llevadera -al menos en términos organizativos- la tarea de hacer ejercicio de manera periódica? Además, si contamos con la suerte de vivir en un ático, el reto de enfrentarnos a la bicicleta estática, la cinta de correr y los múltiples ejercicios para fortalecer espalda y abdominales se hará más atractivo frente a esas vistas impresionantes de la ciudad con las que contamos desde la parte más alta.
Así, nos hemos propuesto demostrarte que contar con un pequeño gimnasio en casa no tiene por qué ser complicado y, de paso, dejarte sin excusas para que te dispongas a ponerte en forma. Estos son algunos elementos que deberás tener en cuenta:
1. Dónde ubicarlo. ¿Qué estancia de la casa querrás convertir en tu gimnasio privado? ¿Será una estancia dedicada exclusivamente a este fin o compartirá su uso con otras actividades? (despacho, sala de juegos...)? Con respecto a esta cuestión, lo más importante es que tengas en cuenta que la habitación deberá contar con altura suficiente como para realizar algunos de los ejercicios y disponer de una buena ventilación. Te recomendamos que sea una habitación exterior, para que no te agobies con la cerrazón y
2. Los imprescindibles: colchoneta o alfombrilla. Habrá que cuidar el suelo en el que situemos el gimnasio, para reducir el ruido en el empleo de determinadas máquinas y proteger el espacio. En este sentido, lo mejor es colocar colchonetas o alfombrillas por doquier, especialmente bajo las máquinas con las que contemos. Si la sala destinada a gimnasio no es de uso exclusivo para este fin, podrá desplegarse en el momento en el que vayamos a utilizarla, pues será fundamental contar con un lugar cómodo para realizar los estiramientos pertinentes antes y después del ejercicio. En muchas ocasiones, también se suele recurrir a la colocación de espejos para supervisar la correcta realización de los ejercicios.
3. El equipamiento. La primera pregunta que deberemos hacernos es qué objetivos nos planteamos, qué tipos de ejercicios queremos hacer en nuestro gimnasio para, en función de ellos, hacernos con el material necesario. Piensa qué te gustaría trabajar y, también, con qué presupuesto cuentas para adquirir equipamiento. Lo ideal es disponer de una zona para trabajar el área cardiovascular y otra para todo lo relacionado con musculación y tonificación. Además, recuerda que no sólon se trata de máquinas, que puedes apostar por una fitball, gomas elásticas...
Disponer de un gimnasio en casa te permitirá aprovechar mejor el tiempo que dediques a practicar ejercicio. Además, en el caso de tu ático, procura aprovechar para este fin una de las estancias con grandes ventanas, que cuente con vistas a la ciudad. Así, podrás acrecentar el bienestar propio del deporte con la sensación de sobrevolar la ciudad. Y si, una vez que dispongas de tu gimnasio privado en casa aún te gana la pereza, prueba con algo de música, para motivarte, o quizás con el refuerzo extra de un videotutorial, un dvd, etc.
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