Tumbonas para tu terraza, más que un artículo de playa

Áticos

 ¿Hay algo mejor que tumbarse al sol (o al resguardo de este en un lugar en penumbra, en función del gusto) al aire libre para desconectar del mundo? Puede haber sillones y sofás de exterior, sillas, puff pero... la tumbona siempre termina por coronarse como la reina del descanso. Por eso, si contamos con la suerte de tener una terraza en casa, hacer que la habite una tumbona es un asunto casi obligado para sacarle el máximo provecho a ese momento de quietud al final del día, de un buen rato de lectura a media tarde o de unas horas de descanso al sol. Así, dispondremos de nuestro propio oasis en la terraza sin necesidad de desplazamientos o maletas. Y es que no hace falta situarse al borde de la piscina o junto al mar para dejarse caer en una tumbona, aunque podemos preparar el espacio con unas alfombras de exterior, unas esterillas o -¿por qué no?- algo de césped.

 

El límite es... el diseño

Hay tumbonas de muchos tipos: individuales o dobles, para compatir esos momentos de bienestar; de distintos materiales (fibra sintética, aluminio, polipropileno, madera, pvc, textilene...), todos ellos resistentes, para que no se vean afectados por el sol o el agua al aire libre; apilables, para ahorrar espacio; con ruedas, que moverlas no ha de ser un problema... Con diseños variados, algunos muy originales y otras de corte más sofisticado (o con acabados de lujo), encontramos tumbonas circulares, tipo puf, modulares, de estética minimalista, de línea surfera... que al hablar de tumbonas no hemos de pensar inmediatamente en las clásicas de plástico o rafia. Además, algunas disponen incluso de mosquitera, dosel o capota, para que el viento, los insectos o el sol no entorpezcan nuestro descanso.

 

Las tumbonas nos permitirán personalizar la terraza, ya sea con un toque chic, étnico, minimalista... Además, no precisan de ningún mantenimiento especial, pues los materiales empleados, aunque sean de tipo textil, suelen ser resistentes a las manchas más comunes. Simplemente habremos de recogerlas cuando se aproxime el invierno, junto al resto del mobiliario de exterior, para que el frío y la lluvia no les pasen factura.

 

¿Y por qué no una hamaca?

No necesitas disponer de tu propio cocotero en la terraza para poder hacer realidad el sueño de contar con tu propia hamaca para disfrutar del buen tiempo en casa. A falta de árboles, bastará con disponer de dos puntos altos próximos a una de las esquinas de la terraza en los que anclarla. En ellos se intalarán dos argollas (una en cada agujero), de manera que podamos colgar nuestra hamaca siempre que queramos de forma sencilla sin que moleste cuando no se haga uso de ella ni reste espacio. Además, muchas cuentan ya con su propia estructura de pie pensada para ellas, que en algunos casos se adquiere aparte, para que no tengas que preocuparte por soportes o instalación y muchas disponen de detalles como un bolsillo, para que puedas contar con tu libro o revista preferido siempre a mano. Al fin y al cabo, ¿qué mejor símbolo de bienestar y relax que una hamaca?

 

Para completar el conjunto...

Y si necesitas algo de mar de fondo para completar la escena, siempre puedes recurrir a algún CD que emule el rumor de las olas o a alguna lista de Spotify. Además, aceites e inciensos aromáticos te ayudarán a terminar de definir la atmósfera perfecta para que toda la cama y el bienestar se atrinchere en la terraza de tu ático.

 

 

 Imágenes: Tumbona TicTac, de Marco Acerbis, Hamaca de MyFab y Comparte Bienestar, de Philips

 

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